Cerámica romana altoimperial II: la terra sigillata itálica en Hispania
La dispersión de la terra sigillata itálica en el Imperio -aunque ya se presente en el periodo preaugusteo- aumenta excepcionalmente durante el gobierno de Augusto; pero a finales de este periodo e inicios del reinado de Tiberio, la difusión es menor, aunque sí perdura en cantidades considerables hasta época de Nerón. A partir de entonces, su importancia decae considerablemente, y llega a ser esporádica durante el periodo flavio -aún presente a lo largo de la primera mitad del siglo II d.C.- (Morais, 2015: 69).
La terra sigillata itálica engloba toda una serie de producciones de barniz rojo, caracterizadas por ofrecer una serie de rasgos bastante homogéneos -hasta cierto punto- desde una perspectiva morfológica, decorativa y tecnológica, que se hallan presentes en contextos de segunda mitad del siglo I a.C. y de primera mitad del siglo I d.C (Roca Roumens, 2005: 83). La primera clasificación de la sigillata itálica corresponde a Dragendorf -hoy desplazada-, que se convervan a efectos metodológicos los números de su ordenación (Beltrán, 1990: 74).
Arezzo fue el centro de producción más importante con una intensa actividad y una amplia difusión especialmente concentrada en época augustea; su fase inicial, Prearetina, se inicia hacia el 50/45 a.C., teniendo su época de apogeo en el último cuarto del siglo I a.C. (Roca Roumens, 2005: 85). Por su parte, el taller de La Muette en Lyon parece desempeñar un papel importante en la difusión de las técnicas y de la organización en la Galia, fuera de Italia (Roca Roumens, 2005: 86). Asimismo, otros centros de producción itálicos apuntan a varios lugares de Etruria e Italia central -Luni, Torrita de Siena, Roma-, así como Sicilia, Campania y el Norte de Italia (Roca Roumens, 2005: 88).
Terra sigillata itálica. Centros de producción. Expansión en Europa (Beltrán, 1990: 78).
El fenómeno de creación de talleres de sigillata itálica en las provincias permitió ampliar el influjo comercial de los productos itálicos y el suministro de áreas geográficamente más lejanas a los talleres originarios (Morais, 2015: 39). En las producciones provinciales de tipo itálico se engloban una serie de producciones -generalmente precoces (último tercio del siglo I a.C.-primer tercio del siglo I d.C.)- que se identifican en la Galia y en Hispania (Roca Roumens, 2005: 90).
En el norte de la Península Ibérica se desarrollan talleres militares en los campamentos legionarios de Herrera de Pisuerga y León, y en el sur de la Península Ibérica, donde surgen las producciones “tipo Peñaflor” (Morais, 2015: 40). La producción firmada por L.TERENTIVS se localiza en Herrera de Pisuerga, donde parece tener su propia área de difusión, y constituye -por el momento- la mejor documentada -entre otras- en la mitad norte peninsular (Roca Roumens, 2005: 90).
No obstante, desde el punto de vista tecnológico se trata de una producción muy desigual, pues predominan las pastas de color siena y barniz siena/rojo inglés; el aspecto de las marcas es itálico, y, cronológicamente, se sitúa entre los años 20/15 a.C. y 5 d.C. (Roca Roumens, 2005: 90).
Asimismo, se encuentran otras producciones hispánicas precoces de origen bético, conocidas en la bibliografía como “barniz rojo tardío” -“barniz rojo julio Claudio”, “imitaciones de cerámicas aretinas”, y “cerámica bética de imitación tipo Peñaflor”-. Generalmente, presentan pastas de color rojo o tierra de Siena pálidos, más o menos porosas, con desgrasantes micáceos y calizos, y barnices de color tierra de Siena, espesos y brillantes en la superficie interna, y ásperos y mates en la externa, con una adherencia algo desigual, que se cuartean con cierta facilidad. Se localizan en Andújar y en Peñaflor, aunque no se descarta la posible existencia de otros centros en la misma Bética en contextos de finales del siglo I a.C. y primera mitad del siglo I d.C. (Roca Roumens, 2005: 91).
Formas de terra sigillata itálica (Beltrán, 1990).
La dispersión de terra sigillata itálica destaca principalmente por la proveniente de Arezzo, llegaron prácticamente a todo el mundo romano -incluso más allá de sus fronteras- a través del comercio marítimo-fluvial; abundantes sobre todo en la cuenca del Mediterráneo, aunque alcanzan también los campamentos militares establecidos en las fronteras romanas (Morais, 2015: 67).
Destacan las posibilidades comerciales que impulsaron la creación de sucursales como la de ATEIVS en La Muette (Lyon, Francia), y la creación de imitaciones regionales en ámbitos militares, como es la de L. TERENTIVS en Herrera de Pisuerga, o civiles –“tipo Peñaflor”-, que deben ser conceptualmente designadas como terra sigillata local de tradición itálica (Morais, 2015: 69).
Por lo que se refiere a la Península Ibérica, la sigillata itálica se ha difundido por la zona levantina -Ampurias, Tarragona, Celsa, Pollentia, etc-, y destaca excepcionalmente el caso de los campamentos legionarios del norte peninsular -León, Astorga, Herrera de Pisuerga-, donde se ha recogido una gran cantidad de sigillata itálica importada, destinada al abastecimiento militar (Morais, 2015: 69). Destaca el distinto grado de intensidad en la recepción de las vajillas itálicas, así como la notable difusión de las producciones aretinas, especialmente en el territorio costero mediterráneo, litoral portugués y a lo largo del Ebro y Betin (Beltrán, 1990: 74).
Talleres de terra sigillata itálicos en Hispania (Beltrán, 1990: 80).
Tanto Ampurias como Tarragona o Celsa recibieron las producciones precoces de la sigillata itálica -aunque su difusión aún hoy es difícil de calibrar-, sin embargo, falta en los rellenos cesarianos del Campo Tofol (45 a.C.). Su penetración en otras áreas fue posterior, Emerita Augusta no presenta cerámicas de este primer momento, así como en Conimbriga, que sólo a partir del año 10 a.C. la registra (Beltrán, 1990: 75).
En definitiva, el estudio cronológico, tipológico y morfológico de la sigillata itálica permite contextualizar diferentes periodos en distintos yacimientos, pero no sólo nos informan de épocas detalladas, sino del comercio o el transporte al que se sometían, el uso que recibían, dónde y quién las fabricaba y para quién. Muchísima información en un medio completamente difundido.
Terra sigillata itálica (Morais, 2015)
Bibliografía:
Beltrán, M. (1990): Guía de la cerámica romana. Libros pórtico, Zaragoza.
Morais, R. (2015): "La terra sigillata itálica: abriendo los caminos del Imperio Capita selecta". En Fernández Ochoa, C., Morillo, A., Zarzalejos, M. (eds.): Manual de cerámica romana II: Cerámicas romanas de época altoimperial en Hispania. Importación y producción. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares.
Roca Roumens, M. (2005): "Terra sigillata itálica". En Roca Roumens, M., Fernández García, Mª I. (eds.): Introducción al estudio de la cerámica romana: una breve guía de referencia. Servicio de publicaciones de la Universidad de Málaga. Málaga.
Romero Carnicero, Mª V. (2015): "La terra sigillata hispánica: producciones del área septentrional". En Fernández Ochoa, C., Morillo, A., Zarzalejos, M. (eds.): Manual de cerámica romana II: Cerámicas romanas de época altoimperial en Hispania. Importación y producción. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares.