Cerámica romana altoimperial III: la terra sigillata gálica en Hispania
La terra sigillata gálica surge desde época muy temprana; comienzan a activarse los talleres galos, coincidiendo con las últimas producciones de terra sigillata itálica, pues la sigillata tardoitálica se restringirá especialmente al interior de Italia. A partir de este momento la terra sigillata gálica invadirá el mercado con competitividad (Beltrán, 1990: 89); a mediados del siglo I las producciones serán definitivamente destronadas en favor de las producciones gálicas, que, después de inspirarse en las primeras, terminarán por adquirir una identidad propia (Morais, 2015: 90).
Los distintos centros de fabricación -conocidos hasta el momento- gravitan mayoritariamente alrededor de dos grandes centros, la Graufesenque y Montans, constituyendo los principales focos de exportación por autonomasia; la Graufesenque capitaliza indiscutiblemente el volumen de producción-exportación (Roca Roumens y Fernández García, 2005: 117). Estos productos sudgálicos se difunden especialmente entre los años 20 y 40 d.C., ocupando los mercados provinciales; asimismo, en lo referente a la Península Ibérica, se presenta desde los primeros instantes en el territorio (Beltrán, 1990: 89).
Centros de producción de terra sigillata gálica (Beltrán, 1990: 100)
Se constata que, entre finales del periodo augusteo y los inicios del reinado de Tiberio, se inicia la producción de terra sigillata gálica con características propias con piezas fabricadas, que preceden un poco en el tiempo a la aparición de las primeras señales de debilidad de las producciones itálicas. Inicialmente poco difundidas, muy rápidamente conquistaron los mercados del sur de la Galia a partir de centros productores y sus talleres satélites (Morais, 2015: 90).
Estas nuevas cerámicas se distinguirán por un barniz de un rico color rojo con una pasta de tono intenso y fracturas muy rectilíneas (Beltrán, 1990: 89); aunque dichas características pueden variar según el centro de producción, los rasgos comunes -tipológicos o decorativos- presentan una gran homogeneidad (Roca Roumens y Fernández García, 2005: 117). Los alfares de la Graufesenque se diferencian especialmente por la pasta fina, dura y de color beige rosa -con diversas gradaciones- y por un desgrasante con finas partículas calcáreas. Por su parte, el barniz es de color rojo coral, muy brillante, semivitrificada y adherente (Beltrán, 1990: 89).
De igual modo, es necesario destacar las producciones de cerámica marmorata, cuya superficie se asemeja a mármoles jaspeados o veteados de rojo-amarillo y con pastas similares a las producciones clásicas. Se producen en exclusividad en el enclave de la Graufesenque durante un periodo muy concreto -comprendido entre el 40-80 d.C.-; sufrieron un proceso expansivo semejante al de las cerámicas clásicas generadas en este enclave, adquiriendo las mismas formas que la sigillata roja (Bustamante Álvarez, 2010: 93).
La terra sigillata gálica se encuentra de forma omnipresente en los yacimientos romanos altoimperiales, y muy especialmente en los situados en la parte meridional del Imperio (Roca Roumens, 2005: 117). La conquista de la Galia por Julio César, y la posterior organización provincial realizada por Augusto, conllevó un cambio del centro de gravedad del Imperio romano en dirección a Occidente, particularmente en la región septentrional; hecho que fue acompañado de un gran número de nuevos consumidores debido al estacionamiento de nuevas tropas militares en las fronteras septentrionales. En consecuencia, se creó una importante y nueva ruta comercial a lo largo del Ródano-Sena en dirección al Rin (Morais, 2015: 89).
En lo relativo a la presencia de terra sigillata gálica en la Península Ibérica destaca la amplia difusión de los productos de la Graufesenque; con el transcurrir del siglo I, dicho taller se convirtió en el centro de producción de sigillatas más grande del imperio, con una basta difusión en Hispania -casi el 80% de la producción en la península pertenece a la Graufesenque, y la mayoría llegó por transporte marítimo a través del Mediterráneo-. El producto del centro alfarero era transportado en pequeñas embarcaciones que recorrían la costa levantina de norte a sur, descargando sus mercancías en los puertos principales de Ampurias, Barcino Dertosa, Ilici, Valentia y Carthago Nova; posteriormente, dichos productos se redistribuían hacia el interior a través de vías fluviales y terrestres (Morais, 2015: 91). Asimismo, destaca la presencia de las producciones de Montans -aproximadamente el 19% del conjunto de sigillata gálica de la Península Ibérica-, difundidas especialmente en el norte de Hispania a través de la ruta aquitana (Fernández Ochoa et alli, 2005).
Terra sigillata gálica en Hispania (Beltrán, 1990: 102-3)
Por otro lado, el estudio de las marcas de alfarero permite contextualizar mejor la presencia -o ausencia- de trabajo esclavo y el grado de especialización de cada taller y su momento de funcionamiento. De todos los alfareros que se conocen, muchos de ellos eran indígenas -particularmente los de los talleres del nordeste de la Galia-. Las marcas eran frecuentemente impresas en el fondo de la parte interna de las formas lisas, y, en ocasiones, en las formas decoradas Drag. 29; predominan las marcas en cartelas rectangulares, siendo menos frecuentes las bilineales, circulares o en creciente lunar (Morais, 2015: 124).
Formas de terra sigillata gálica (Beltrán, 1990: 105-8)
Tras el periodo de auge a mediados del siglo I, la difusión de terra sigillata sudgálica decae, coincidiendo con la ascensión de las producciones hispánicas, cuyos mayores centros de producción están documentados en Tarraconense -en Tritium Magallum- y en Bética -Isturgi-; en Granada destaca un auge de producción en el último cuarto del siglo I y un periodo de decadencia en el transcurso de la primera mitad del siglo II d.C. (Morais, 2015: 92).
Terra sigillata gálica (Ruis Morais, 2015: 91-122)
Bibliografía:
Beltrán, M. (1990): Guía de la cerámica romana. Libros pórtico, Zaragoza.
Bustamante Álvarez, M. (2010): El comercio de terra sigillata altoimperial en el Círculo del Estrecho: balance historiográfico y líneas de investigación. BAR Intenacional Series 2148, Oxford.
Fernández Ochoa, C., Zarzalejos, M., García-Entero, V., García Marcos, V., Menéndez Granda, A., Sánchez Hidalgo, E. y Foucher, V. (2005): "La difusión de los talleres de La Graufesenque y Montans en el cuadrante noroccidental de Hispania: materiales para un corpus de marcas de alfarero". En X. Nieto, M. Roca, A. Vernhet y P. Sciau (eds.), La difusió de la terra sigillata sudgà-lica al nord d'Hispania, Barcelona: 79-102.
Morais, R. (2015): "La terra sigillata gálica: un indicador esencial en los registros estratigráficos altoimperiales". En Fernández Ochoa, C., Morillo, A., Zarzalejos, M. (eds.): Manual de cerámica romana II: Cerámicas romanas de época altoimperial en Hispania. Importación y producción. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares.
Roca Roumens, M. (2005): "Terra sigillata sudgálica". En Roca Roumens, M., Fernández García, Mª I. (eds.): Introducción al estudio de la cerámica romana: una breve guía de referencia. Servicio de publicaciones de la Universidad de Málaga. Málaga.