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La cerámica y la construcción

¡Buenas tardes!


Como os prometí hace varias entradas, hoy os vengo a hablar del papel de la cerámica en la construcción. Dentro de la edilicia romana, la cerámica fue uno de los materiales constructivos principales junto con la piedra, los morteros y los materiales perecederos (Bustamante Álvarez, 2011: 86).


En el caso de Augusta Emerita, ciudad de referencia a lo largo de las entradas, los materiales constructivos fabricados en cerámica formaban parte de la edilicia pública y privada de la ciudad, poseyendo un gran protagonismo. Su fabricación se realizaba en los alfares locales -ya hemos hablado de algunos de ellos-, siendo una producción exclusiva o compartida con otros elementos cerámicos (Bustamante Álvarez, 2011: 86).


La cerámica participaba en la construcción, no sólo en Augusta Emerita, sino de forma general en el mundo romano, en tres modalidades o variantes (Bustamante Álvarez, 2011: 86):


  • Tapial: conglomerado de barro, cañas y otros elementos que funcionaban como desgrasantes, de forma indefinida; se utilizaba como encofrado sobre estructuras solidas a modo de zócalos. Aunque la mayor cota de uso se documenta a finales del siglo III d.C., también se utilizó en momentos previos (Bustamante Álvarez, 2011: 86).

  • Adobes: ladrillos regulares, casi siempre rectangulares, cuyo secado se producía mediante el contacto con el aire. En Augusta Emerita su morfología da indicio de grandes placas horadadas, con un gran número de desgrasantes de gran tamaño, lo que permite el endurecimiento de la plancha. Adicionalmente, eran utilizados en las parrillas de los hornos destinados a la producción cerámica (Bustamante Álvarez, 2011: 86).

  • Elementos cocidos, que se subdividen en:

  • Ímbrices: tejas semicirculares muy versátiles en cuanto a su funcionalidad en la edilicia romana (Bustamante Álvarez, 2011: 86).

  • Tegulae: piezas planas y rectangulares con pestañas laterales (Ibídem).

  • Con opaion: tegulae que presenta un orificio central; su uso principal era canalizar líquidos (Ibídem).

  • Angularis: tegulae que presenta un lado menos ancho que otro, formando un ángulo frontal (Ibídem).

  • Testae: ladrillo rectangular (Ibídem).

  • Bessale: ladrillo cuadrangular de 20 cm de lado (Ibídem).

  • Pedale: ladrillo cuadrangular de 30 cm de lado (Ibídem).

  • Sesquipedale: ladrillo cuadrangular de 45 cm de lado (Ibídem).

  • Bipedale: ladrillo cuadrangular de 60 cm de lado (Ibídem).

  • Ladrillo de columnas: ladrillo circular (Ibídem).

  • Ladrillo de medio cuarto de círculo: ladrillo con forma de cuarto de círculo; era utilizado en la construcción de columnas de diversos tamaños (Ibídem).

  • Ladyon: ladrillo cuadrangular de 120 cm de lado (Ibídem).

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Los elementos cocidos fueron los más utilizados en Augusta Emerita mediante varias técnicas:


Opus testaceum: paquete formado por caementicium -argamasa- y delimitado por dos flancos de ladrillo (Bustamante Álvarez, 2011: 87).


Opus testaceum (Flickr.com, n.d.)


Opus inccertum: los ladrillos se usan para favorecer el regulado de las distintas capas de otros materiales (Ibídem).


Opus inccertum (Flickr.com, n.d.)


Opus spicatum: pequeños ladrillos colocados de canto, formando una espiga o espina de pescado; normalmente usados en suelos (Ibídem).


Opus spicatum (Flickr.com, n.d.)


Opus signinum: pasta conformada por cal, arena o “puzolana” (Ibídem) -material poseedor de sílice y/o alúmina, en origen solo procedentes del Vesubio (Ces.iisc.ernet.in, n.d.)- y fragmentos de barro de varias dimensiones; gracias a este material se pudieron crear superficies impermeabilizadas (Bustamante Álvarez, 2011: 87).


Opus signinum, Ampurias (Signinum.com, n.d.)


En la ciudad, el uso de ladrillos está ampliamente documentado en construcciones domésticas -momentos tardíos-, pero también en construcciones públicas como el teatro, el anfiteatro, el foro de mármol y en los acueductos de San Lázaro y de los Milagros. De manera concreta, como es lógico, el opus signinum ha sido localizado en piletas, cisternas, fuentes y cualquier estructura en contacto con líquidos (Bustamante Álvarez, 2011: 87). Obviamente, en todos los casos los opera eran revestidos por los materiales que finalmente quedarían a la vista, mosaico, mármol, frescos, etc.


Galería con imágenes de edificios públicos de Augusta Emerita ¡click para más información!


Como sucede con otros materiales, estos aquí mencionados fueron reutilizados de manera constante y de formas muy diversas, empotrados en muros y en construcciones más tardías. Así mismo, funcionó como regulador entre las capas de inccertum -dentro- y como masa de las partes más aéreas de los edificios puesto que les dotaba de ligereza (Bustamante Álvarez, 2011: 87).


Ahora que ya os he mostrado la importancia de los ladrillos y de otros materiales cerámicos desde el punto de vista constructivo, no quiero terminar mi entrada sin enseñaros la trascendencia que tuvieron estos como soporte epigráfico.


Las marcas impresas se realizaban de manera voluntaria e involuntaria en los talleres que fabricaban los ladrillos (Bustamante Álvarez, 2011: 87).


En el grupo de las marcas involuntarias se englobarían las huellas de cánidos y ovicápridos, principalmente, que se producían por descuido del alfarero durante el proceso de secado de las piezas. Así mismo, se encuentran en este grupo aspas o elementos cruciformes; se han entendido como señas de identidad de alfareros que las utilizarían para diferenciar sus piezas de otras en hornos comunales o bien para hacer lo propio con cargas de distintas calidades (Bustamante Álvarez, 2011: 87). Como curiosidad, os comento que en una de las excavaciones en las que he participado, se extrajo un bipedal con la impronta de una huella de un pie, ¡sumamente increíble!


En cuanto a las marcas voluntarias, se han documentado una serie de ellas pertenecientes a la autoridad municipal pertinente o a individuos que hayan participado en la obra. De época altoimperial se han registrado C.I.A.F/E y E.P.P -identificadas como marcas de obra pública-, ambas han sido estudiadas al haberse encontrado en otros soportes. El significado de la primera de ellas ha sido estudiado por Mayet, pero todavía sigue en proceso de estudio; algunos creen que podría significar C(olonia) I(ulia) A(ugusta) E(merita) F(ecit) o F(iglinae), mientras que otros piensan que es obra de un alfarero concreto. Por el momento todo son hipótesis (Bustamante Álvarez, 2011: 87).


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Para concluir, os menciono el hallazgo de una antefija plástica en contexto funerario. Para los que no lo sepáis, una antefija es una pieza que se coloca en el borde de los tejados, especialmente para tapar las juntas de las tejas (Dle.rae.es, n.d.). La antefija hallada en Augusta Emerita representa una máscara teatral femenina con facciones grotescas y está datada en el siglo II d.C.; su localización en el ámbito funerario da indicios de un uso fuera del espectro constructivo público propiamente dicho (Bustamante Álvarez, 2011: 87).


Antefija plástica localizada en Augusta Emerita, expuesta en el MNAR (Bustamante Álvarez, 2011: 89)


Bibliografía

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